Después de estudiar este clásico en la carrera, y como no después de que la profesora me chafase el final, (como hizo con todos los libros que estudiamos en literatura), decidí tomar el riesgo de leer este libro, nada más y nada menos que en francés.
Así que empecé a leer este libro, y luego lo dejé. Pero por diferentes motivos me acabé obligando a leerlo. Tarde unos tres meses, o puede que más en leérmelo. Ha sido a la vez una tortura de leer, pero a la vez ha sido un libro que mereció la pena leer.
Voy a intentar hacer una pequeña sinopsis sin hacer spoilers.
Madame de Marteuil y el Vicomte de Valmont son los protagonistas de este libro. Son gente noble, aristócratas del siglo XVIII. No tienen otra profesión que la de celebrar veladas, invitar a gente a sus casas, ir a la ópera y ser amantes de muchas personas.
Ellos dos son parecidos, les une un vínculo que al principio del libro no se sabe con seguridad de por qué están compinchados. Su pasatiempo favorito es ser mentores del camino de la perdición para personas que se creen virtuosas, que se rigen por las reglas de la sociedad y que harían lo que fuera para evitar un escándalo. Esto último es algo que ambos adoran.
Luego están Madame la Présidente de Tourvel, una mujer santurrona, sin aparente atractivo hacia nadie, casada, pero cuyo marido no aparece en ninguna ocasión durante todo el libro. Por tanto, una mujer que es buena, que tiene un corazón tierno, y está ajena a todo el mundo de la pasión que podría ofrecerle Valmont. Y es que, él fija sus ojos en ella y se empeña en declararle amor eterno a la pobre mujer.
Luego está la joven Cécile, de 16 años que acaba de salir del convento y está esperando conocer a su prometido, del que su madre se preocupó en buscarle. Inocente criatura, se enamora del Chevalier Danceny y elige como consejera a Madame de Marteuil. Esta tiene una rencilla con el prometido de Cécile y siempre se sintió juzgada por la madre de Cécile, Madame de Volanges.
Y no te pierdas, porque aún hay más historia.
La Présidente es amiga de la tía abuela de Valmont, Madame de Rosemonde y Valmont vive en la misma casa que ella.
Cécile a visitar a Madame de Rosemonde, tía abuela de Valmont. Valmont vuelve a la casa, y se vuelve en el intermediario de la pareja (Cecille + Danceny), todo muy bien manejado desde detrás por Madame de Marteuil.
Y bueno si después de esta pequeña sinopsis sin desvelar gran cosa, puedes entender porque es un libro difícil de abarcar, aún hay más.
Marteuil y Valmont son malos, malos por naturaleza, no tienen conciencia alguna, disfrutan hundiendo a otros solo por su pobre inteligencia y gran inocencia. Y es allí nos lleva el autor, llamado «el genio del mal». Él nos muestra la cara más horrible de una persona, que el hombre no es bueno por naturaleza, de que no solo la virtud trae placer, sino que también ser malvado lo trae.
Logra meternos en la piel de los personajes, gracias a que estamos leyendo sus pensamientos, (es como estar leyendo los whatsapps de varias personas, pero a la antigua, con cartas y lenguaje muy cuidado) sus excusas, sus discusiones, su retos y sus amoríos. Todo carece de sentido y de meta, está vacío de contenido, sus vidas están vacías.
No hace falta sentirnos identificados con ellos para ponernos en sus zapatos. Hoy en día, en la literatura tenemos personajes principales cercanos, tiernos, atormentados, y todos tienen una razón por la que son como son, por la que han llegado al punto en el que están. Pero estos no la tienen, y esa es exactamente la moraleja.
Hoy en día, nos encontramos con tantas vidas faltas de valor, faltas de una razón por la que vivir; un propósito en la vida. Unos eligen el materialismo, otros el deporte, otros el sexo, todo para poder huír del hecho de que su vida carece de sentido y de significado.
Hay un momento casi humano en el libro, casi frágil, o al menos más cercano, pero se evapora, porque ellos no son así.
Acerca de la época en la que fue escrita la obra, os puedo decir que Laclos intenta llevarle la contraria a Rousseau, con su novela Julie ou La nouvelle Eloïse (otro gran clásico, una novela muy famosa en la época). Este filósofo pensaba que el hombre era por naturaleza bueno, que haciendo cosas virtuosas, uno podría ser feliz. (también pensaba que la sociedad corrompe al hombre, y también tuvo unos 6 hijos a los que abandonó en un orfanato, a cargo de esa sociedad que tanto criticó). Laclos lo cita muchas veces en el libro, sigue el mismo modelo epistolar y quizás la situación es bastante parecida a la del libro de Rousseau.
Sobre la novela epistolar lo que os puedo decir es que tiene su problemática y su ventaja.
Problemática, escuchamos por la voz de los «buenos» lo que ocurrió en la historia y luego volvemos a escuchar todo por la voz de los «malos», dándonos cuenta de cómo sucedieron de verdad las cosas.
La ventaja, es que es parecido a la primera persona pero en este caso es múltiple. Pero al tratarse de cartas, algo tan íntimo y casi secreto, la historia te envuelve con más facilidad. Aunque también es verdad que no estaba acostumbrada a este tipo de género, y que me ha costado mucho leerlo, principalmente porque se leen las mismas escenas como unas tres veces, desde perspectivas diferentes, y es un constante puzzle al que debes resolver.
Pero he llegado a la conclusión de que hoy en día se ha simplificado mucho la forma de contar historias, con esta novela es el contenido lo más importante, la lección casi filosófica y moral entre sus páginas y no la acción. Es como que aunque te cueste leer la historia y sus páginas, al acabarlo te quedas con mucho más que leyendo un simple best seller.
El libro está escrito de forma muy cuidada, pero además de eso, la trama es muy enrevesada, y no hay tanta acción como hubiese deseado. La vida del autor es muy curiosa, puesto que nunca intentó ser un escritor de carrera. Esta es su única novela, y luego tiene poemas escritos y una obra de teatro. Él fue más bien militar, y parece que como que se quería sacar una espinita escribiendo este libro y luego se quedó mazo de a gusto. Eso sí, escribió una obra maestra. Ha sido un gran reto y conseguí leerlo, no sé si lo leería una vez más en un futuro, para entenderlo mejor, porque admitámoslo hay muchos libros aún por leer.
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